Los medicamentos anticolinérgicos pertenecen a una clase de fármacos que bloquean los receptores muscarínicos y que se utilizan para tratar una amplia gama de indicaciones frecuentemente presentes en poblaciones de edad avanzada, como la incontinencia urinaria, hipertensión, trastornos respiratorios, y la depresión. Los estudios han encontrado que la carga anticolinérgica, que se define como el potencial anticolinérgico acumulado que resulta de la polifarmacia es un factor importante de riesgo de caídas y fracturas, delirio y el deterioro cognitivo en poblaciones de edad avanzada.

El conocimiento de los resultados adversos asociados con los medicamentos con propiedades anticolinérgicas ha contribuido al desarrollo de numerosas escalas para cuantificar la carga anticolinérgica. Los estudios de validación han demostrado consistentemente que una puntuación más alta carga anticolinérgica en cualquier escala aumenta el riesgo de eventos adversos.

Los trastornos relacionados con la enfermedad de las vías colinérgicas centrales pueden hacer que las personas con Enfermedad de Parkinson que han elevado su carga anticolinérgica sean más vulnerables a los efectos adversos en comparación con los individuos con enfermedad de Parkinson que son tratados con medicamentos anticolinérgicos.

La levodopa, el pramipexol, la selegilina, la entacapona, y la amantadina tienen efectos anticolinérgicos leves, pero son medicamentos esenciales en el tratamiento de la Enfermedad de Parkison. Los medicamentos para los trastornos cardiaco común, los gastrointestinales, las alergias, el dolor y medicamentos psiquiátricos tienen efectos anticolinérgicos también, pero estos medicamentos generalmente tienen alternativas.

Los medicamentos anticolinérgicos se pueden utilizar aisladamente en las fases iniciales del tratamiento de la enfermedad de Parkinson y posteriormente para complementar el tratamiento con levodopa. Los fármacos más utilizados son el trihexifenidilo y la benzotropina.

Los medicamentos antihistaminicos H1 con efecto anticolinérgico son muy útiles para tratar el temblor; entre ellos podemos destacar la difenhidramina y la orfenadrina Parkison.

Otro tipo de medicamento útil son los antidepresivos tricíclicos con efecto anticolinergico se usan como coadyuvantes de la levodopa y para tratar la depresión que generalmente va asociada a la enfermedad de Parkinson Parkison.

La posología al principio de los fármacos anticolinérgicos tiene que ser baja y aumenta poco a poco en función de la tolerancia de cada individuo.

Sus efectos secundarios son: retención urinaria, estreñimiento, sequedad de boca, visión borrosa y además en pacientes ancianos, cursan delirio, confusión, y alteraciones de la termorregulación porque se inhibe la sudación.

Los farmacos anticolinergicos son muy útiles para aliviar el parkinsonismo originado por los neurolépticos, ya que la levodopa antagoniza su acción antipsicótica.

Direcciones terapéuticas futuras en la Enfermedad de Parkinson

Mientras que la línea actual del tratamiento de la Enfermedad de Parkinson es principalmente sintomático, los futuros esfuerzos de investigación terapéutica sin duda se desplazan hacia la inhibición o disminución de los mecanismos biológicos neurodegenerativos que están implicados en el Parkinson.

Los terapéuticos potenciales para explorar son aquellos que podrían mejorar la función mitocondrial o aumentar la degradación de las mitocondrias defectuosas, los antagonistas del calcio, los inhibidores de la quinasa o agentes que evitan el mal plegamiento y la transmisión de α-sinucleína.

Hay un creciente interés en las terapias con células que podrían promover la reparación del cerebro a través de técnicas novedosas que incluyen neuronas de dopamina trasplantables derivadas de células madre pluripotentes o células somáticas adultas reprogramadas.

Idealmente, la reposición de dopamina en los ganglios basales sería una solución permanente, y los experimentos que implican la terapia génica que insertan los genes cardinales para la producción de dopamina en el cuerpo estriado están en marcha. Un enfoque basado en una terapia génica basada en el vector lentiviral llamado ProSavin ha completado un ensayo clínico en fase temprana.

Por último, una línea de pensamiento reciente entre los profesionales médicos y científicos biomédicos en el campo es que la Enfermedad de Parkinson, es que debe ser percibida como un proceso inflamatorio crónico y progresivo en el cerebro. Por esta razón, diversos enfoques terapéuticos que alteran las respuestas inmunológicas y de citoquinas en el cerebro y actuan de una manera anti-inflamatoria están bajo investigación.

Una buena traducción de cualquiera de estos enfoques experimentales sin duda significar un salto cuántico en la lucha contra el Parkinson, ya que el centro de atención, finalmente, se dirigiría hacia las causas y no las consecuencias de la enfermedad.


Este artículo está basado en la tesina realizada por José Vicente Espinosa Acedo para el Máster en Fisioterapia Deportiva realizado en Formación Alcalá.

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